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Umbralejo, el pueblo abandonado
¿Sabías que en pleno siglo XXI, la era de la globalización, existe en España un pueblo deshabitado? Pues sí, a menos de dos horas de Madrid, la ciudad del bullicio y las prisas, se encuentra Umbralejo, un pintoresco pueblo perteneciente a la provincia de Guadalajara.
¿Y por qué eso de deshabitado, te preguntarás? Pues porque en 1971 el Instituto para la Conservación de la Naturaleza expropió a sus habitantes sus edificios y terrenos debido a factores como el aislamiento, la falta de comunicaciones o una política forestal, que provocaron el abandono y posterior deterioro del lugar.
Por ello durante más de diez años este apacible y encantador pueblo quedó despoblado hasta que en 1984 fue integrado en el Programa de Recuperación de Pueblos Abandonados. Desde entonces sus pedregosas y estrechas calles solo son habitadas por curiosos visitantes procedentes de todas partes.
Eso sí, los únicos privilegiados que tienen permitido alojarse en sus casas de pizarra y barro son los niños, ya que, una vez reconstruido el pueblo, éste solo ha vuelto a ser utilizado como campamento de verano, lugar de excursiones y reclamo turístico. Gracias a lo cual los pueblos de su alrededor han visto crecer la demanda de casas rurales en las que pernoctar para poder acceder al pueblo.
Y es que, sin duda, Umbralejo es un lugar ideal para los niños que, durante su estancia, aprenden la importancia de preservar los pueblos, cuidar la naturaleza y empaparse de ella, además de estrechar lazos con otros niños de lugares y culturas distintas, unidos en un bello escenario. ¿Qué mejor manera de conseguir que los más pequeños valoren y respeten el patrimonio cultural que haciéndoles partícipe de su recuperación?
A pesar de la idea imperante de que no podemos vivir sin el ordenador o el móvil, aprovechamos cualquier oportunidad para huir de ellos. Paradójicamente este tipo de turismo está cada vez más demandado porque deseamos escapar de la rutina y olvidarnos de todo por unos días y parece que la única forma de hacerlo es saliendo de la ciudad y del ruido, rodeándonos de cuantos menos mejor y sustituyendo la tecnología por la naturaleza.
Umbralejo es todo eso y mucho más, un lugar de sensaciones y olores, un lugar que enseña a valorar el mundo en el que vivimos, en definitiva, un lugar que, durante años, fue el hogar de cientos de personas y que no podemos dejar que caiga en el olvido porque estaríamos dejando atrás uno de los lugares más especiales de nuestro país, donde el tiempo pasa de una forma diferente.